Desde hace dos semanas, la estructura barretista inició una agresiva campaña mediática para dar por sentado una especie de distanciamiento con el presidente Gustavo Petro Urrego y su administración.
Son varios los trinos que ha publicado el senador Óscar Barreto Quiroga, mostrando reparos a la política de paz total, los proyectos de reforma a la salud, el sistema laboral y pensional.
Explosión controlada
Por ejemplo, en la audiencia de socialización del proyecto de reforma a la salud desarrollado en Ibagué a mediados de marzo en la Universidad del Tolima, con la presencia de la ministra Carolina Corcho, las credenciales conservadoras en el Congreso brillaron por su ausencia.
La instrucción es clara: marcar distancia con la Presidencia, pensando en la composición electoral de cara a las regionales.
La estrategia
Es probable que, en el juego de sumas y restas, priorizando el proyecto de Adriana Magali Matiz a la Gobernación del Tolima, resulte más rentable alejarse de cualquier apoyo a los proyectos y reformas planteadas por el jefe de Estado, que sufre un desgaste evidente ante la opinión pública.
Entre más lejos del Pacto Histórico, se aumentan las posibilidades reales de conquistar respaldos claves de corte antipetrista a favor de Matiz Vargas. Además, con el Centro Democrático definiendo aval para la gobernación, este desmarque del barretismo con el gobierno Petro, cae como un bálsamo en las huestes uribistas que empiezan a ver con agrado a la candidata conservadora al ‘palacio del mango’.
Esto, además de fortalecer la narrativa según la cual, el candidato oficial del petrismo a la Gobernación del Tolima es el liberal Mauricio Jaramillo Martínez, en la casi cantada polarización de fuerzas que se avecina.
A la ofensiva
Uno de los que sorprendió con un discurso vehemente en contra de los proyectos radicados en el legislativo, fue precisamente el representante a la Cámara, Gerardo Yepes Caro del Partido Conservador.
El dirigente oriundo de Santa Isabel, hombre de confianza del senador Óscar Barreto Quiroga, aclaró que no será convidado de piedra en la discusión de las iniciativas, además, advierte un control político serio, ceñido al análisis y estudio riguroso de las reformas propuestas por el gobierno nacional.