Atrás quedaron las épocas en donde Álvaro Uribe y su partido dictaban catedra en el departamento para las contiendas presidenciales, en el 2022 un exalcalde para muchos, desconocido como Rodolfo Hernández volvió pedazos esa hegemonía electoral.
El candidato del establecimiento Federico Gutiérrez, se tomó la foto con todos los barones electorales del Tolima en su cierre de campaña el viernes 20 de mayo, en pleno centro de Ibagué.
A juzgar por los números y antecedentes de todos los partidos y movimientos que lo rodeaban, el aspirante de Equipo por Colombia no tendría inconveniente en sacar los mayores guarismos en esta sección del país.
Pero la decepción fue total, con 144.982 sufragios, ‘Fico’ apenas se ubicó en el tercer lugar, muy lejos del fenómeno político de la jornada: Rodolfo Hernández, que barrió en la mayoría de municipios y también le sacó ventaja al candidato del liberalismo y de la izquierda en la región, Gustavo Petro Urrego.
¿Qué pasó?
Hasta una semana antes de la elección definitiva se tejieron muchos rumores, entre ellos, que los dirigentes supuestamente jugados con Gutiérrez, habían comenzado a tender puentes con otras opciones, un tanto distantes desde el punto de vista ideológico.
Fueron pocos los políticos que sudaron la camiseta; lideres como Miguel Barreto, Jaime Yepes, Aquileo Medina y el mismo Óscar Barreto prácticamente ni se dejaron ver de cerca, comprometidos con la causa de Fico.
Los únicos que literalmente salieron a ponerle el pecho a la brisa fueron los militantes de la estructura Hurtadista y algunos contados en el Centro Democrático, los demás optaron por manejar un bajísimo perfil.
A todo lo anterior se suma el pésimo manejo organizativo de la campaña de Gutiérrez en el Tolima; nunca se pusieron de acuerdo, los egos y protagonismos individuales pasaron factura.
Fuentes del propio comité de trabajo le admitieron a este portal que la interna siempre estuvo reventada, sumado a las precarias herramientas económicas para trabajar.
El resultado electoral no podía ser distinto y muchos se atrevieron a comparar la hecatombe con lo vivido hace cuatro años por el candidato oficialista y de derecha, Germán Vargas Lleras.
Los políticos tradicionales se inmolaron con Federico Gutiérrez y ahora buscarán mejorar las condiciones de negociación de cara a la segunda vuelta, pero el mensaje fue categórico: el voto del ciudadano para una elección presidencial es intocable e imposible de redireccionar a punta de clientela, poder y mermelada.