El también ex senador recordó que siendo Jefe de Estado visitó el lugar de los hechos para conocer de primera mano lo sucedido, pero admitió que fue engañado por los soldados.
“Me da mucha tristeza decir esto: Me engañaron los soldados. El día que yo llegué allí me dijeron que unas personas habían fallecido en un combate con el Ejército”, manifestó Uribe.
El dirigente político expresó que después de revisar las piezas judiciales sobre el tema “hay sombras” y reconoció públicamente que no se trató de un combate sino de un asesinato de campesinos por el que los responsables están condenados.
Caso Potosí
Los hechos referidos por el expresidente ocurrieron el sábado santo 10 de abril de 2004, cuando cinco integrantes de una misma familia cayeron asesinados a manos de una patrulla del Ejército, en desarrollo de operaciones contra cabecillas de las Farc, en zona rural de Potosí, corregimiento de Anaime, jurisdicción del municipio de Cajamarca.
Las víctimas fueron identificadas como Albeiro Mendoza Reyes, Yamile Urueña Arango, Julio César Santana Gutiérrez y un menor de seis meses de edad (Cristian Mendoza Urueña).
Según confesión de los militares, en la acción también resultó herido Norberto Mendoza Reyes, sobreviviente del ataque inicial, pero quien una vez percatados del error también fue ultimado.
Por este episodio siete integrantes de la fuerza pública fueron procesados el cabo primero del Ejército José Alejandro Gómez Acevedo y los soldados profesionales Jhon Jairo Vizcaya Rodríguez, Alberto Pérez Duque, Noel Briñez Pérez, Luis Fernando Ramos Martínez, Jairo Sebastián Quintero Riaño y Jhon Jairo Guzmán Gallego, miembros del cuarto destacamento de la Compañía “Búfalo” adscrita al Batallón de Contraguerrillas No 6, Pijaos, con sede en Ibagué.
En dos instancias, cinco de los uniformados fueron condenados a penas por encima de los 35 años de prisión, en tanto que dos de ellos fueron absueltos.
Retractación
En un primer momento, el 12 de abril de 2004, el entonces presidente Álvaro Uribe se dirigió al país en una alocución radiotelevisada, defendió la honorabilidad de las tropas y anunció indemnizaciones a la familia de las víctimas.
Durante el proceso judicial se supo que no solo los militares se negaron a brindar asistencia al único sobreviviente de la masacre sino que alteraron la escena del crimen al lanzar por un barranco las linternas que portaban los campesinos, esto preparando anticipadamente el argumento, según el cual habían resultado imperceptibles para el destacamento.
Varios años después de lo ocurrido, como relató a Noticias Uno, el padre de uno de los adolescentes asesinados, las familias continuaban esperando la ayuda prometida, pues además tuvieron que abandonar la región por intimidaciones de origen paramilitar.