Uribe asistió casi que a título de intermediario de todo el sector privado y productivo del país; y sin tapujos tocaron temas sensibles como seguridad, pobreza y economía.
“Lo que usted tenga y podamos aprobar lo haremos sin cálculo, gustosos”: le dijo el expresidente Álvaro Uribe a Gustavo Petro en la reunión política más mediática de los últimos tiempos, en donde también se resaltó que en las discrepancias habrá una posición razonable.
De acuerdo con lo expresado por Uribe se pueden explorar canales de diálogo en beneficio de los intereses nacionales.
Hubo gestos de gratitud mutua por el escenario, pero este sirvió para enfatizar en la lucha frontal contra la pobreza, sin afectar al contribuyente con impuestos, al sector productivo, empresarial y salvaguardar el ahorro de los colombianos en los fondos de pensiones.
Petro se mostró receptivo y atento a las consideraciones de su eterno rival político, en tanto que subrayó que en su gobierno no habrá persecución a opositores.
Culminada la cumbre, el expresidente Álvaro Uribe se dirigió a la sede de su partido en Bogotá para entregar declaraciones y balance.
Desde su elección, el presidente Gustavo Petro asumió un repentino papel de estadista y conversador con la mayoría de sectores.
Ya se sentó con Germán Vargas Lleras y Rodolfo Hernández, casi comprometiéndolos a integrar el gran Acuerdo Nacional.
De igual forma, los conservadores, la U y el liberalismo tendieron puentes y harán parte de la coalición de gobierno.
Una tarea que sin duda no sería posible sin la interlocución de Roy Barreras, virtual presidente del congreso y hombre clave que conoce como nadie la minucia del Senado y Cámara, para firmar pactos de acompañamiento a la agenda legislativa.
Para varios analistas, son buenas las sensaciones y señales que entrega el Presidente electo.
Un mensaje directo de reconciliación que permite fortalecer la institucionalidad democrática.