Y el día llegó. La ruptura entre el alcalde de Ibagué, Andrés Hurtado y el senador electo Óscar Barreto Quiroga, se materializó tal y como lo había anunciado este medio de comunicación, con la más reciente crisis administrativa en el gobierno.
Críticos del burgomaestre, decían hasta última hora que al mandatario local le faltaban pantalones para marginarse de la organización que lo ayudó a elegir en 2019. Y fue todo lo contrario.
Hurtado se cansó de la persecución a su gente, de las cuotas barretistas que criticaban la obra de gobierno en público y en privado. A la interminable lista de ‘corbatas’ que la organización tenía en el ejecutivo y que no le aportaban nada al desarrollo de la ciudad.
Pese a ello, el alcalde fue reciproco con Barrero Quiroga con quien gobernó más de la mitad de su periodo. Le dio chance de proyectarse en Ibagué a gente valiosa y trabajadora como Dora Montaña, Carlos Portela, Javier Triana, Rodrigo Herrera, entre otros buenos perfiles del equipo, muchos de ellos no solo nombrables sino elegibles.
En el hurtadismo también recuerdan cómo en la campaña de 2019, todo el equipo barretista estaba concentrado en la gobernación de Ricardo Orozco. La maquinaria en la segunda administración de Óscar Barreto, estaba solo al servicio de Orozco y la financiación de la campaña de Andrés Hurtado corrió única y exclusivamente por cuenta de su bolsillo y el de su familia.
Por supuesto que es absurdo pensar que Hurtado solo contra el mundo hubiera llegado a la alcaldía. Mucho barretista sudó la camiseta y hoy sigue contando con el aprecio del alcalde. Tal es el caso del gobernador Orozco o de la congresista Adriana Magaly Matiz, quien le ha enviado varios emisarios al mandatario para que vote por ella en 2023.
Los nombres
Al margen de las consideraciones políticas, el rendimiento de varios directivos del gobierno también fue el detonante para que el alcalde Hurtado tomara decisiones.
Los indicadores en varias direcciones del gobierno no estaban arrojando buenos resultados. En movilidad, educación, infraestructura, entre otras carteras, el avance de ejecución del plan de desarrollo no era el esperado.
No van más en el Ibal: Vanesa Barrero, jefe de Acueducto; el almacenista, Álvaro Useche, y Carolina Sanmiguel, jefe de control disciplinario. La secretaria general, Olga Liévano, sería promovida a un cargo en la administración central.
Dejan la cartera de Infraestructura: el director operativo Carlos Leguizamo, encargado de la malla vial de la ciudad, la cual se ha convertido en el suplicio de la ciudadanía. Los asesores Ronald Jiménez, Leonel Arnobys Callejas y Alejandro Giraldo también abandonan la dependencia.
En movilidad, al secretario Juan Carlos Núñez, y a los directores, Diego Visash y Claudia Espitia, les aceptaron la renuncia. De educación sale la directora administrativa, Andrea Bravo. Jorge Hernández, director de justicia también le dice adiós al gobierno.
De Infibagué se despidieron Fabian Tinoco, director operativo; la jefe de Planeación, Luz Mery Trujillo y el jefe de control disciplinario, Darwin Aguirre. Los descabezados en la Gestora Urbana fueron Eduardo Rojas y Norma Acosta, almacenista y jefe de planeación, respectivamente.
La directora de presupuesto de la secretaría de hacienda, Deyanira Téllez, no seguirá en la nómina del municipio. Adán Ruiz, subgerente financiero de la USI y Luz Yineth Velásquez, secretaria general del Imdri, corrieron la misma suerte. Otros dos asesores de la oficina jurídica saldrán de la administración en las próximas horas.
Sacrificios
En esta crisis de gobierno, el propio Hurtado sacrificó perfiles de su equipo pensando en la recomposición política del ejecutivo, que tendrá las puertas abiertas para la clase dirigente del departamento pensando en la chipa que peleará el poder en 2023.
Pese a la distancia con Óscar Barreto, el alcalde no pensaba en remover del cargo a varios profesionales que le han servido con seriedad y profesionalismo al gobierno. Tal es el caso de Dora Montaña, la artífice del plan de desarrollo y dama de hierro del gabinete.
Barreto Quiroga la obligó a renunciar, dejando sin un brazo al municipio en un momento de coyuntura por la incertidumbre del futuro del POT, la reactivación económica de la ciudad, el catastro multipropósito, los programas sociales, entre otros frentes, que la funcionaria maneja con lujo de detalles. Montaña se va por orden de su jefe político a finales de julio.
La atención se va a centrar en los nuevos aliados del hurtadismo, que seguramente van a tener participación en la nómina del municipio.
El matrimonio Hurtado - Barreto llegó a su fin, y el divorcio ya lo celebran sectores liberales y de izquierda.
En los próximos días se conocerán más nombres de funcionarios que dejan el gobierno, al igual que los nuevos refuerzos del equipo Ibagué Vibra.
¿Para donde se irán los los votos de la maquinaria en Ibagué en las regionales? Hagan sus apuestas.